domingo, 3 de julio de 2011

6 Rasgos de la personalidad del maestro que hacen más difícil la gestión de la clase

Traducido del artículo original realizado por MICHAEL LINSIN el 02 DE JULIO 2011: "6 Teacher Personality Traits That Make Classroom Management More Difficult"
Publicado con la amable autorización del autor


Si estás luchando con la gestión del aula y te preguntas por qué, una de las primeras áreas a examinar es la personalidad que llevas a las aulas.


Muchos profesores se convierten en personas diferentes al minuto de entrar sus alumnos por la puerta. A veces esto es algo bueno, si estar cerca de los estudiantes te hace brillar como un cantante de Broadway o llegar a ser tan inexplicablemente tranquilo como un lago de montaña.


Pero para la mayoría de profesores, la presencia de un grupo grande y activo de estudiantes puede, por lo menos hasta cierto punto, sacar los rasgos de personalidad que son perjudiciales para el éxito de la gestión del aula.


La buena noticia es que con un sencillo cambio de rutinas de dos minutos pueden eliminarse los rasgos que actúan en tu contra, y reemplazarlos con los que trabajan a tú favor.


Los seis rasgos siguientes de la personalidad del docente hacen la gestión del aula más difícil. Vas a hacer bien a dejándolos fuera del aula.


1. Impaciencia


Maestros impacientes, que hablan rápido, se mueven rápido, y tienden a mirar hacia otro lado ante una mala conducta, o reaccionar emocionalmente a ella. Corren a través de las lecciones , pasar por alto las instrucciones, y por necesidad tienen menores expectativas para los estudiantes. Esto produce un aula inquieta, excitable, que está preparada para causar problemas.


2. Rápido para la ira


Un destello de ira puede deshacer semanas de trabajo para fomentar la relación con tus estudiantes. Cuando gritas, regañas, usas el sarcasmo, pierden la calma, te distancias de tus estudiantes y socavas su confianza y el respeto entre ustedes. Te vuelves menos accesible, simpático, menos influyente, todas las claves fundamentales para la creación de una clase de buen comportamiento.


3. Pesimismo


Los maestros que son pesimistas por naturaleza no son capaces de fomentar el buen comportamiento que desean. Los pensamientos negativos, sentimientos y actitudes acerca de los estudiantes -particularmente de los estudiantes difíciels- son imposibles de ocultar. Se revelan a través de tus palabras, de tu lenguaje corporal y tono de voz y hacen que la construcción de relaciones con ellos sea imposible.


4. Irritabilidad


La irritabilidad (mal humor) comunica a los estudiantes que no pueden confiar en ti o que dependen de ti. Se crea resentimiento, confusión e inestabilidad. También es incompatible, tanto con tu plan de gestión del aula y como con tus interacciones con los estudiantes-y conduce a malas conductas frecuentes y más graves.


5. Demasiado sensible


Maestros con fina piel, que toman la mala conducta como algo personal, inevitablemente, a menudo inconscientemente, buscan venganza en contra de sus alumnos. Ellos no pueden ayudarse a sí mismos.El resentimiento y el rencor crean el tipo de errores frecuentes de gestión del aula, como gritos, regaños y rencores que se traducen en una espiral de mal comportamiento de los estudiantes.


6. Se frustra con facilidad


Suspiros frecuentes, los ojos en blanco, la cara roja conferencia . Signos externos de frustración pueden causar una tensión envolvente en el aula. Al permitir a los estudiantes a meterse debajo de su piel, no sólo hace que tu clase sea desconcertante y desagradable, hace que los estudiantes desafíen tu autoridad y lo hacen cada vez que tienen la oportunidad.


La solución es simple con dos minutos de rutina


La forma en que te presentas a tus alumnos tiene un efecto monumental en el manejo de la clase, más de lo que la mayoría de los maestros se dan cuenta. Si estás pendiente de los rasgos de tu personalidad, entonces vas a ser un maestro más eficaz.


La forma más sencilla es pasar un par de minutos antes de los estudiantes lleguen con los ojos cerrados, visualizarte con calma y confianza en la gestión de tu clase.


Imagínate a ti mismo respondiendo al mal comportamiento con aplomo. Mira como con alegría como presentas tu respuesta. Mírate a ti mismo construyendo relaciones, amando a tu trabajo, y siguiendo el plan de manejo de la clase .


Porque cuando decides ver sólo lo mejor de ti y de tus alumnos ...


Eso es exactamente lo que obtendrás.


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2 comentarios:

Tamara dijo...

Es raro que alguien que puede llamarse maestro tenga estos rasgos, pero puede que los haya, lo que no entiendo es porque ejercen de ello cuando los únicos perjudicados son los alumnos.

http://artedesermaestra.blogspot.com/

Jesús Hernández dijo...

Haberlos, haylos. Coincido contigo en que quién los posea de manera habitual, mejor se debería dedicar a otra cosa. Pero en alguna medida, todos podemos tenerlos por momentos. Se trataría de mejorarnos día a día. Tampoco debemos olvidar que el profesional se va formando, o debería hacerlo, con los años, la experiencia y su reflexión sobre ella.

Un saludo y gracias por tu comentario.